Las cicatrices del arte

Hoy me he levantado con una actitud mohína, cansada hasta para beber un sorbo de agua yacente, desde la noche anterior, en la botella de acero inoxidable, no reconocí al cuerpo en la cama, ingrávido y con frío.

“¿Será por qué desperté varias veces en la madrugada o por qué no dejé de pensar ni siquiera mientras dormía?”

Recuerdo abrir los sentidos al mundo esta mañana, a eso de las 5, y escuchar las voces lejanas de mi familia, como murmullos que se difuminaban con el aire. Afuera, tras la cortina y la ventana, el aguacero caía.

El pensamiento se cerraba porque el cansancio me carcomía. Desperté a las 8 nuevamente, hastiada de tener que poner mis pies fuera de la cobija porque tenía que cumplir con la que ahora era mi rutina.

“¿A qué se debe tanto cansancio? ¿Será consecuencia de las represiones que yacen dentro de mi?”

Estoy cansada de todo y de nada, la podredumbre lleva acechándome meses, pero no me alcanza, no siempre estoy triste, pero si melancólica.

“¿Me habré hecho amiga del dolor?”

La monotonía aprieta, la rutina desespera, dejo de vivir cuando dejo de crear, eso quiere decir que llevo meses viviendo por ratos, ese es el sentimiento trágico que me acompaña actualmente, pero también es el que me arroja a respirar.

“No quiero contestar a los chats emergentes. No quiero que me pregunten por qué estoy sentada en el suelo del baño, ni qué tipo de pastillas estoy tomando de vez en cuando”.

Podría pensar entonces, que no me queda nada más que la fatiga, pero es mentira, las cicatrices del arte no me abandonan, me arañan el cerebro mientras duermo, a veces hasta trabajan solas pensando textos que no llego a escribir y fotografías que no llego a capturar.

La sociedad me abruma, por eso, he intentado escapar de ella, como quien huye de un lugar del que no encaja, situación casi imposible, porque solo puedo alejarme de ella en ocasiones, esto se deberá a que hago parte de ella, porque necesito de la cultura para crear y de mi misma en ella para crear. 

Necesito de la expresión artística y cultural, porque agarro del mundo lo que me sirve, es el arte el reconocimiento de mi misma, genero de ellas, reflexiones creativas, encarnadas y sentidas en relación con mi experiencia, es así como las cicatrices se abren desde adentro, rompiendo las delgadas fibras de queloide.

“He aprendido a disfrutar el dolor, he sufrido y creado desde la desventura, he usado el arte para vivir".

Comentarios

  1. Me encanta ver cómo desenvuelve los matices artísticos que manan de esas fibras sangrantes y rebosantes de palabras, la íntima efervescencia que brota de su ser.

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