He puesto la suela de las botas en los atajos de este lugar, mientras las sensaciones de antaño empezaban a aflorar.
He subido aquellas escaleras que están casi siempre en movimiento y de repente, me hallaba en medio del pasillo, atrapada entre la gente pero en dirección contraria.
Todo se ha difuminado y aquellos rostros, manos y pies no son los mismos, ni los buses que esperan ser abordados por ellos.
Todo allí sigue casi igual, incluso los recuerdos que en un momento fueron presente, pero ahora solo hay un aire de melancolía, entre cada lugar para comprar el pasaje y los corredores por los que más de una vez anduvimos.
El tiempo se ha detenido y volvemos a estar pero no allí, no en esa ciudad, no en ese momento, y a través de los parlantes solo suena nuestra despedida en mi oído y el motor del bus arrancar.
Ahora no tengo maletas, ni dinero o ropa para viajar, ahora tengo solamente la misma sensación de aquellas veces, mientras contemplo todo en cámara lenta, volteo entre cada esquina y cafetería, y comprendo que desde aquel día, cada que ponga un respiro en aquel piso sucio de aquella vieja terminal, me va a acompañar este sentimiento de "dejavu" incontrolable y de pensar si he olvidado empacar algo más para llevar.
Me fascina la sinceridad y desnudez de sus palabras y como al mismo tiempo ellas son tan empáticas y llenas de sentimiento, ¡logra transmitir tanto!
ResponderBorrar