El grito del sosiego

La prisa de la sangre en el corazón seguía disminuyendo, los pies y las manos sentían el cansancio, las gotas de sudor continuaban escurriendo por todo el cuerpo hasta caer sobre las rocas y secarse.

Se tumbó en el pasto marchito, con los ojos cerrados, reposando, mientras una llovizna se asomaba para cubrir sus huesos; su rostro antes ruborizado por el afán, ahora se encontraba desvaído por la frescura del viento.

Llevo meses sin tocar las letras. Pensó. Entretanto abría sus ojos, atisbó el cielo ahora color bruma y las ramas de los árboles, que a través del manto del silencio se convertían en sombras y deseos.

Había comprendido que su forma de escribir partía del sentir, si no, no lo quería; aquella tarde un nuevo texto se deslizaba con facilidad por su pensamiento, pero el deseo de transcribirlo era exiguo, le apetecía entregarse al sosiego y a la soledad de ese momento, para entorpecer al tiempo y frenar ligereza de los días.

Comentarios

  1. 🌳 🍃 🕰 Me gusta el relato y me gusta mucho que siga usted escribiendo con ese sentir tan característico y tan sincero 💟

    ResponderBorrar
  2. Gracias por sus palabras, amado Miguel Àngel.

    ResponderBorrar

Publicar un comentario