En los desventurados
días en que el ruido se esfuma de la vista de quien no le mira, los dedos
pálidos por el reflejo del cielo frío, rozan los trozos de lo que antes dolía,
las gotas resbalan por las clavículas y los labios y se detienen a susurrar
por los párpados y las manos.
El viento en segundos
se ha llevado la rapidez del cansancio, dejando bajo los pies, charcos de agua
y barro, con sutiles tonos que poco a poco van todo pintando, entre niebla y
nubes grises de color blanco, desdibujando las huellas del pasado y saboreando
el silencio de lo inacabado.
Se abre paso entre
relámpagos y rocíos leves, que después se convierten en truenos y lluvias
fuertes, goteando desde el tejado hasta los ojos descansados, bajo una tinte
que parece azul y violeta, como los morados bajo la chaqueta empapada que cubre
la piel muerta.
Silbando algo que no
escucha, porque el sonido del silencio al caer suscita quitar las palabras, y
dejar a las flores crecer, entre tanto, el frío raspa los huesos y se oyen los
pájaros cantar; a lo lejos, una silueta pérdida se hace luz al caminar,
esperando a que llueva un poco más.
Hermoso, se nota bastante la fluidez al escribirlo, tan poético como brotan las palabras y emociones en él. Siempre es encantador leer tus escritos, siempre es tan agradable saber que sigues escribiendo y que siempre te nacen esos escritos tan interesantes y con tanta naturalidad, es encantador ♥️♥️♥️
ResponderBorrarGracias amor.
BorrarComo siempre, tu escritura es deliciosa al leer.
ResponderBorrarQuerida Ledezma, sigue con el arte que brota de tus venas.
Psdta: En Noche Escrita se te extraña.
Mi querido Szekely, ¡gracias! Quizá vuelva.
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